En los últimos hemos sido testigos de la aparición de versiones online de todo tipo de negocios existentes en la vida real o, mejor dicho, «offline». Agencias de viajes, tiendas grandes, pequeños negocios, particulares…Ahora parece que le ha llegado el turno, nada más y nada menos que a los mercadillos de segunda mano o rastros.
Evidentemente, lo de la segunda mano no es nuevo de ahora. Sitios como Ebay o Segundamano llevan tiempo funcionado con gran éxito.
Pero ahora, una aplicación llamada WallaPop ha dado otra vuelta de tuerca. WallaPop geolocaliza los objetos de compra-venta según su cercanía con el usuario. Es decir, al usuario se le muestran preferentemente los objetos de segunda mano que venden sus vecinos o gente próxima al lugar donde se encuentra. De momento este gran mercadillo virtual ha logrado una gran aceptación entre los consumidores y el volumen de ventas generado en pocos meses es espectacular.
El éxito de esta iniciativa no hay que buscarlo solo en el ascenso imparable del ecommerce, sino también en el creciente interés por los productos económicos, así como en el apogeo de la moda vintage y en la mayor concienciación sobre la importancia de reaprovechar los objetos antiguos que aún son útiles. Dar una segunda vida a los objetos que no necesitamos es siempre una interesante alternativa. Por descontado, el encanto de muchos de esos objetos no es fácil de encontrar en productos de primera mano.
Una nueva prueba de que el ecommerce no sólo funciona a nivel global, sino también local.
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