Más sobre Andrés y su visión de futuro.
Cuando aún los móviles eran un maletín pesado con antena y correas para llevarlos colgados del hombro, nos encontramos
en un lavadero de coches en Madrid, Andrés de Toro me invita a tomar café mientras lustraban nuestros impecables coches de ejecutivos medios agresivos y ambiciosos, especialmente él quien había desaparecido de 3M porque ya no sabían qué hacer con su vida.
Saca de su abrigo un teléfono móvil, realmente móvil.
Tenía el tamaño de un mando a distancia, de los grandes, de un televisor, lo pone en mis manos, me invita a hacer una llamada, aquello era genial, por fin la autonomía total sin depender de pesados maletines.
Puso su mano abierta indicando el micro con la punta del pulgar y el altavoz con la del meñique y dijo: “la distancia desde la oreja hasta la boca en el ser humano no cambiará jamás, más pequeño no se podrá hacer”.
Dos semanas más tarde Motorola, su principal competidor, saca el Star Tac, un móvil que mediante una bisagra conseguía guardarse en la mitad del tamaño que el Nec 22E.
Pocos años después la guerra de los mini móviles se desató consiguiendo aparatos del tamaño de un dedo pulgar de una
mano pequeña.
Cierto es que la distancia de la boca hasta la oreja del ser humano aún no ha cambiado.
Por
Guillermo Ares
Periodista y publicista
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